Subir la escalera de palo

En el 2011 el Grupo Uno nos contrató para tomarle fotografías al proceso de construcción, de su edificio de 43 pisos. El reto era poder retratar el esfuerzo de la obra, una de las sesiones fotográficas que se repetian erán las «echadas de loza» (creación de piso) en las madrugadas. Allí estabamos mi asistente y yo 12 am esperando el camión de concreto que vertiría el liquido en la estructura a una altura de 80 metros. Sentados escuchando los cuentos de los obreros o los ronquidos de quienes dormian.
Al llegar el caminio teniamos que esperar hasta que las mangueras subieran al punto más alto, luego subiamos al «wincher» un elevador industrial que va por fuera del edificio, este nos dejaba tres pisos más abajo y teniamos que subir casi sin iluminación por entre las improvisadas escaleras de madera mientras nos caía el cemento en las cabezas. En este espacio hacia mucho viento, sin paredes que delimitaran el vacio y la construcción.
Nos subíamos con nuestros equipos hasta la grúa, veiamos como los hombres mono venian por fuero uniendo acero para luego ser fundido por el concreto, una labor por la que recibe más dinero por el alto riesgo.
Pensaba el el peligro que estos hombres hacian para lograr levantar el edificio desafiando las alturas y la inmensa fortuna que te da el trabajo fotográfico al poder vivir una experiencia como esta.